Diseño y arte:

Dos conceptos que han estado en constante debate dentro de mí, desde que comencé a estudiar diseño gráfico. La visión sobre ambos varía enormemente de una persona a otra, e incluso cambia según la casa de estudios. El haber pasado  por dos universidades con perspectivas tan distintas marcó el inicio de un cuestionamiento intermitente que hasta el día de hoy sigue dando vueltas en mi cabeza.

Primero entré a una universidad que te enseñaba la utilidad del diseño y luego a otra que mostraba el lado más artístico, abstracto y subjetivo. Creo que es importante dar a conocer la utilidad que tiene el diseño y su diferencia con el arte, obviamente todo esto desde mi perspectiva.

No digo que el diseño no pueda ser arte, al contrario, creo que el diseño es tan completo que puede manifestarse desde un simple ícono que te guía donde está el baño en el mall, una línea de color que te orienta en el metro, hasta llegar a un concepto completamente abstracto que solo puede entender su autor y que si puede ser percibido subjetivamente como útil.

En cuanto al diseño, desde mi perspectiva sí puede ser arte, pero no todo lo diseñado es arte.

¿A qué voy con esto? La gente suele confundir el ser diseñador con ser artista, y para mí, el diseño gráfico es exactamente lo que dice su nombre: "gráfico". Según la RAE, significa "que se representa por medio de figuras o signos". El diseño es útil y guía al usuario por medio de imágenes, color, movimiento y jerarquía visual. El diseño soluciona problemas de comunicación y sintetiza la información compleja a través de elementos visuales.

Gracias al diseño gráfico puedes detectar fácilmente una marca, entender cómo utilizar una aplicación sin instrucciones, navegar por una ciudad siguiendo señalética, o comprender información compleja a través de infografías. Es una disciplina que tiene como propósito fundamental comunicar de manera efectiva y funcional.

La diferencia clave

Mientras que el arte puede existir por el simple placer estético o la expresión personal del artista, el diseño siempre tiene un objetivo específico: comunicar, informar, persuadir o facilitar una acción. El arte puede ser completamente subjetivo e interpretativo; el diseño debe ser comprensible y funcional para su audiencia objetivo.

Esto no significa que el diseño sea inferior o superior al arte, sino que cumple una función diferente en la sociedad. Ambos son valiosos, pero cada uno tiene su propósito y su lugar. El mejor diseño es aquel que logra ser funcionalmente efectivo y, al mismo tiempo, estéticamente atractivo. Cuando un diseño trasciende su función práctica y genera una respuesta emocional profunda, ahí es cuando puede considerarse también arte.

El arte puede ser diseño, pero el diseño no necesariamente es ni debe ser artístico.